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martes, 6 de agosto de 2024

MI CARTA TRES MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y SEIS A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3396.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por sentirme triste debido a que el viaje de mi hijo hacia este país, humanamente, cada vez lo veo más lejano. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no entender que si esta situación esta como esta es porque tú sabes que así debe estar y que tú eres el único que sabe cómo y cuando será el viaje de mi hijo hacia este país. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no aceptar tus designios como son y esperar con calma hasta que sea tu voluntad, que este viaje se realice. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por desesperarme cada vez que mi hijo me insulta o me deja de escribir por el chat, en lugar de estar feliz y agradecida porque mi hijo ha logrado salir de ese mundo en el que estaba y ahora se encuentra mejor, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por olvidar las cosas más importantes de mi vida, como que seas el primero a quien yo saludo en las mañanas para decirte cuanto yo te amo y te necesito y el ultimo a quien le digo buenas noches para que mi sueño sea bendecido. Que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no escribir tu carta a primera hora de la mañana, porque esa carta es la única manera de comunicarme contigo y debería ser lo primero y que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por sentirme triste por lo que como humano me falta, en lugar de sentirme feliz y agradecida por todo lo que como hija tuya yo tengo en abundancia. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no ver más allá de mis ojos humanos, por no tener la paciencia necesaria para esperar por tus milagros, porque tú eres el único que sabes cuando debo recibirlos. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.

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