Buenos días mi Diosito
adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta
número 3395.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de
las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de
mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas nuestras
peticiones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial. Dios de mi vida, en tus manos encomiendo el viaje de mi hijo menor Andrés
para Estados Unidos y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor lo bendigas con tu amor, compañía y protección, en este momento, hoy, mañana
y siempre, por siempre y para siempre, para que este enorme milagro que ambos
te pedimos sea una hermosa realidad gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor
Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Dios de mi amor, cuando mi
hijo menor me dice que se quiere ir a la Argentina o a Bogotá, o a cualquier
lugar con tal de salir de Medellín, yo, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor
Jesucristo solo pienso en apoyarlo por su salud mental, gracias a ti y solo a
ti mi amadísimo señor Jesucristo el esta muy bien y el estuvo, esta y siempre estará
protegido de todo mal y peligro, aunque a el todavía le falta un poco de fe y
tiene muchos temores alrededor de las personas que le hicieron daño. Hoy quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor lo bendigas con tu
amor, compañía y protección, en este momento, hoy, mañana y siempre, por
siempre y para siempre, para que nada ni nadie pueda hacerle daño en ninguna parte.
Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor mantengas alegadas
de el a todas aquellas personas a las que el le teme y a todas las que piensan
hacerle daño, hasta que tu decidas cual será el destino de mi hijo. Eso solo será
posible gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, en tus
manos encomiendo el destino de mi hijo menor y te suplico que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor lo bendigas con tu amor, compañía y protección, en este
momento, hoy, mañana y siempre, por siempre y para siempre, para que ese
destino sea el que tu decidas que sea y que ese destino le traiga mucha
felicidad a su vida gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te
lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón, en tus
manos encomiendo el reencuentro entre mi hijo menor Andrés y yo, y te suplico
que, si es esa tu santísima voluntad, por favor lo bendigas con tu amor, compañía
y protección, en este momento, hoy, mañana y siempre, por siempre y para
siempre, para que ese reencuentro sea una pronta y feliz realidad gracias a ti
y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi alma, en tus
manos encomiendo la oportunidad de volver a ver a mi hijo menor y te suplico
que, si es esa tu santísima voluntad, por favor la bendigas con tu amor, compañía
y protección, en este momento, hoy, mañana y siempre, por siempre, y para
siempre, para que esa oportunidad sea una pronta y hermosa realidad, gracias a
ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, antes de
terminar esta carta quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor me perdones por insistir tanto con esta petición, me encantaría, con tu
permiso, tener la oportunidad de cuidar de él y acompañarlo aunque sea por
pocos días, te prometo que daré todo de mi para que él pueda perdonarme y
aceptarme de nuevo, siendo una buena madre para él, pero sé que debo aceptar tu
voluntad, cualquiera que esta sea porque lo mas importante para mi es que mi
hijo sea feliz y espero que pueda ser feliz conmigo aquí, pero si es tu voluntad,
que el emigre hacia otro lado, lo único que siempre te pediré es que lo ames y
lo cuides a donde quiera que tu decidas enviarlo. Te suplico que me perdones
por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario