Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 3370.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de
las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de
mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, ya ha pasado mucho tiempo desde
el momento en el que mi hijo menor Andrés me habló como un hijo. Durante todo
este tiempo, si no fuera por ti mi amadísimo señor Jesucristo, la tristeza me
hubiera consumido, porque tú eres el único que sabes cuan grande es el dolor
que produce el desprecio de un hijo para su madre. En el día de hoy, yo quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por las
cosas que yo le haya hecho o dicho a mi hijo que le causaron daño. Por las
cosas que sean reales y que yo no recuerdo, por las cosas que yo recuerdo y por
todas aquellas cosas que mi hijo se imagina que yo le hice y que esta
convencido de que son verdades. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial.
Dios de mi amor, yo te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por los
momentos de angustia, por mi llanto, por mi dolor humano. Por llorar por cosas
que humanamente creo que son importantes, en lugar de sonreír por ser
merecedora de tu inmenso amor. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, yo te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
escribirle de nuevo a mi hijo menor, aun conservando la esperanza de que sus
pensamientos hacia mi fueran diferentes. Oh, mi amadísimo señor Jesucristo perdóname
por no esperar hasta que sea tu santísima voluntad, que mi hijo se acuerde de
mi y sea el quien me escriba para hablar conmigo de una mejor manera. Te
suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón, yo te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
contestarle a mi hijo cuando el me insulta, por desesperarme cuando me escribe
cosas tan feas, por seguir sin aceptar el hecho de que mi hijo me odia
injustamente. Yo sé que debo esperar hasta ver si mi hijo puede recordar de
verdad las cosas que yo hice, las equivocaciones que yo tuve para con el cuándo
él era un niño y las que yo no hice cuando él es adulto de las que me está acusando
tan injustamente y entender que si esto pasa con mi hijo es porque así debe
pasar y yo me debo resignar. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario