Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 3369.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de
las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de
mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas nuestras
peticiones. Te lo suplico por tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial. Dios de mi vida, tú eres el único que sabe en que yo me gasto
el dinero, y sabes el porque nosotros no hemos podido comprar una casa. Durante
muchos años yo no trabaje, y esos años en los que no trabaje yo no produje
dinero, al contrario, me gaste todo el dinero que mi esposo traía a casa.
Obviamente me lo gaste en las obligaciones de la casa y también en mis propias
obligaciones. Esa época en la que yo no trabajé, no ahorramos y después de eso
pues ya tu sabes lo que nos pasó y como quedamos económicamente.
Dios de mi amor, hoy, de
nuevo, estamos buscando renta. Buscando un lugar para movernos con nuestros
animales, porque la dueña aumentó el valor del alquiler y nosotros no estuvimos
de acuerdo en pagar ese aumento. Ahora estamos en el mismo lugar, buscando
desesperadamente un lugar para rentar.
Dios de mi cielo, hoy yo
quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nos abras las
puertas que necesiten estar abiertas para que nosotros podamos comprar una casa
en lugar de rentarla. Estoy consciente de que es algo muy grande lo que te
estoy pidiendo y que no contamos con nada de dinero, al contrario, debemos
demasiado, pero te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor
bendigas con tu amor, compañía y protección, en este momento, hoy, mañana y
siempre, la posibilidad de tener un lugar propio donde terminar nuestros días para
ya no estar de un lado para otro supeditados a todos los requerimientos de los
dueños de las casas que se rentan y expuestos a ser lanzados a la calle en
cualquier momento, por cualquier motivo. Eso solo será posible gracias a ti y
solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu
santísima voluntad, por favor nos ayudes a tener la paciencia necesaria para
esperar hasta que este maravilloso milagro sea una realidad gracias a ti y solo
a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario