Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias
a ti, escribiendo para ti, la carta número 3334.
Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR,
POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR
CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos
la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias,
gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre
celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero
pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad,
además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos
concedas a todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te
lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi
corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios
de mi vida, en el año 1991, nuestro padre terrenal partió de este mundo para
reunirse contigo en el cielo, tenía 67 años, 67 años que tu mi amadísimo señor Jesucristo
le regalaste de vida en esta tierra para construir una familia de la cual yo
hago parte. Fueron 67 años de los cuales yo casi no recuerdo nada, mas que el
tiempo de adolescencia, las continuas peleas que tuvimos, los regaños, mi rebeldía.
Luego me casé y partí de casa incluso sin su bendición, para luego reunirnos en
muy pocas ocasiones hasta el día en el que murió, que tuve la oportunidad de
ayudarle unos pocos minutos. En realidad, yo no pude disfrutar mucho de su compañía
y en verdad lamento demasiado en no haber querido estar con él y compartir ese
valioso tiempo en el que me regalaste su presencia en este mundo. Te suplico
que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por eso y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, tú también me regalaste la compañía de mi madre maría
Gabriela, quien partió de este mundo en el ano 2017, a ella le regalaste 80
años de vida y fue una persona muy inocente para su edad. Lamentablemente yo
tampoco compartí mucho tiempo con ella, me fui de casa muy joven y luego fueron
contadas las ocasiones en las que yo la visité. Gracias a ti y solo a ti, mi amadísimo
señor Jesucristo, yo tuve la oportunidad de brindarles un techo seguro durante
algunos años para que ella se reuniera con mi hermano Elkin, ese hijo que ella
tanto amaba y por el que tanto sufría. Yo quiero darte gracias a ti mi amadísimo
señor Jesucristo por esa valiosa oportunidad y quiero suplicarte que, si es esa
tu santísima voluntad, por favor me perdones por todas las ausencias. Te
suplico que me perdones por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial. Dios de mi cielo, el ultimo ser querido que haya dejado este mundo
hace poco fue mi Hermano Elkin, todavía me parece mentira que se haya ido
porque tampoco fue mucho el tiempo en el que estuvimos juntos, aunque hablábamos
regularmente. Quiero agradecerte inmensamente por el regalo que me hiciste de
ser su hermana mayor y por haberme permitido ayudarle, aunque fuera un poco. Te
lo agradezco por tu inmenso amor y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad,
por favor me perdones por el tiempo que no compartí con él. Te lo suplico por
tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial,
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias
por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario