Buenos días mi
Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti,
la carta número 2.931.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias
por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo,
mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de
mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor.
Y para cumplir con una de las
tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he
cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte
que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con
tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y
salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi
amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas nuestras
peticiones. Te lo suplico por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios
de mi vida, ninguno de nosotros sabemos el porqué. Se pierden las cosas,
se obtienen unas y nos rechazan en otras. Ninguno de nosotros conocemos en
realidad cuál va a ser nuestro destino, que más vamos a poder hacer y que no.
Tu mi amadísimo señor Jesucristo, eres el único que conoce nuestro destino
porque tú eres el dueño de él, tú eres el único que sabe que cosas vamos a
hacer y donde las vamos a hacer. Es por lo que yo te suplico que, si es esa tu
santísima voluntad, por favor le abras las puertas del empleo a mi hijo menor,
que le ayudes a corregir las cosas que el este haciendo mal y que le ayudes a
encontrar la paz en medio de la desesperanza. Te suplico todas estas cosas por
tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, gracias a ti,
nosotros estuvimos viendo lo del empleo con la señora verdad se ve como una muy
buena oportunidad para nosotros, por lo menos en lo que se refiere a una
vivienda digna. Aunque como sabes, lo único que me preocupa es el hecho de no
poder ofrecerle una vivienda estable a mis hijos. No importa si la usan o no en
el futuro, eso solo tú lo sabes, pero de mi parte te suplico que, si es esa tu
santísima voluntad, por favor me concedas la gracia de poder abrirles las
puertas de un sitio donde pueda vivir en el momento en el que sea tu santísima
voluntad, que ellos vengan. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi
adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, en tus manos
encomiendo todos nuestros problemas, los que tienen solución y los que como
humanos no podemos solucionar y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad
por favor los resuelvas todos en nuestro lugar. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito, gracias por
todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario