PAGINA PRINCIPAL

jueves, 1 de septiembre de 2022

MI CARTA DOS MIL SEISCIENTOS NOVENTA Y UNO A DIOS



Buenos días, mi Dios adorado hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2691.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SE LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor. 

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy. 

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para entregarte todos los problemas que como ser humano no pude resolver. Dios de mi vida, ayer en la noche, mientras estaba tratando de dormir, me encontré a mí misma reconociéndome humanamente incapaz de resolver el problema de mi hijo menor, humanamente me encuentro sin soluciones, en un callejón sin salida, a punto de colapsar. Pero en ese mismo momento, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo, pude verme a mí misma como hija tuya, y me llene de esperanza y de fe y me di cuenta de que ese enorme problema, convertido ya en una colosal bola de hierro fundido y compacto demasiado pesado que ya yo no era capaz de sostener, debía entregártelo a ti mi amadísimo señor Jesucristo, para que tú, que eres el único que puede disolver esa bola, la tomarás en tus manos y me ayudarás a descansar. Y fue así, como anoche, te entregue este enorme problema de manera real y completa para que, si es esa tu santísima voluntad, por favor lo resuelvas cuando, como y donde tu decidas resolverlo, porque tú estás en control de todo, porque no se mueve una hija sin que sea tu santísima voluntad, y porque tú y solo tu mi amadísimo señor Jesucristo, eres el único que puede lograr lo imposible. Te lo suplico por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, en tus manos encomiendo mi fortaleza para resistir esta nueva normalidad que vivimos mi hijo menor y yo y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor la bendigas con tu amor, compañía y protección durante el tiempo que dure. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de cielo, en tus manos encomiendo la salud mental de mi hijo menor y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor la bendigas con tu amor, compañía y protección, en este instante, este día, los días siguientes, por siempre y para siempre. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario