Buenas noches mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2666.
Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU
INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE
ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias
por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias,
gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi
adorado padre celestial. Te amor, te amo mi amor.
Y para cumplir con una de las tantas promesas que
te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte que, si es esa tu
santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro
amor, por favor nos regales a todos nosotros, larga vida y salud. Física,
mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo,
Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para poner en
tus sagradas manos el destino de todas nuestras peticiones, te lo suplico por
tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, en tus
manos encomiendo la vida y la salud de mi hermano Leonardo y te suplico que, si
es esa tu santísima voluntad, por favor la bendigas con tu amor, compañía y
protección, este y todos los días, por siempre y para siempre. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, en tus manos encomiendo los
riñones de mi hermano Leonardo y te suplico que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor los bendigas con tu amor, compañía y protección este y
todos los días, por siempre y para siempre para que se mejoren y se sanen
completamente gracias
a ti y solo a ti mi amadísimo señor
Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Dios de mi cielo, en tus manos encomiendo a los
vecinos de mi hijo menor y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor los bendigas con tu amor, compañía y protección, este y todos los días,
por siempre y para siempre, para que nunca le hagan daño a mi hijo, gracias a
ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, en tus manos encomiendo nuestras
luchas, nuestros momentos de tristeza, nuestros miedos y te suplico que, si es
esa tu santísima voluntad, por favor los bendigas con tu amor, compañía y
protección, este y todos los días, por siempre y para siempre, para que
desaparezcan para siempre de nuestras vidas, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo
señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial. Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado.
Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario