PAGINA PRINCIPAL

martes, 14 de junio de 2022

MI CARTA DOS MIL SEISCIENTOS DOCE A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2612.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón, gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte todo lo que siente mi corazón, porque sé que hablando contigo mi amadísimo señor Jesucristo, todas las penas de humano que tenía, que tengo y que pueda tener en el futuro, desaparecen para siempre de mi existencia. Te las comparto por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, tú eres el único que sabe cuánto dolor me produjo el hecho de que mi hijo mayor me cerrara también las puertas de su hogar y que no me dejara pasar ni un día en su casa, por los motivos que fueran, no solo me causo un gran dolor, sino que también me hizo abrir los ojos a la realidad. Eso fue gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Y también me pude dar cuenta de que, gracias a ti y solo a ti oh mi Dios del alma, aunque ese dolor es demasiado fuerte, no es más fuerte que mi amor por ti y no es nada fuerte comparado con el amor que tu mi adorado Dios del cielo, me regalas cada día, todos los días. Te comparto estos sentimientos por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, hoy quiero compartir contigo todos mis temores, mis debilidades humanas, las cosas que no puedo controlar y que he dejado completamente en tus sagradas manos para que tu mi amadísimo señor Jesucristo, las resuelvas en mi lugar. Te pido que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por darte tanto trabajo, sabiendo que tú nos cuidas a todos nosotros tus hijos alrededor del universo entero. Te comparto todas estas cosas por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi alma, sabes que tengo mil cosas agrupadas en mi mente, la situación de mi hijo menor, el no hablar con mi hijo mayor, las diferencias que tengo con mi hija menor, mis problemas de salud, mis temores, mis angustias, el vivir a veces con tanto miedo, pero también sabes que por más grandes, enormes, preocupantes o peligrosas que esas cosas sean, nada nunca será más grande que la fe que te tengo oh, mi amadísimo señor Jesucristo. Por mi amor hacia ti, por mi fe en ti, tengo el total convencimiento de que todas esas cosas se van a resolver cuando y como tu mi Diosito adorado decidas que se resuelvan. Te lo agradezco y te lo comparto todo por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, tú eres mi vida, eres mi amor, eres la luz que ilumina mi camino y el más puro y real amor que llena mi alma de absoluta felicidad. 

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado, hasta mañana.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario