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sábado, 4 de septiembre de 2021

MI CARTA DOS MIL TRESCIENTOS VEINTINUEVE A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracia a ti, escribiendo para ti, la carta número 2329.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todos los errores que tuve esta semana que pasó, por los errores cometidos en mi pasado, por los que cometo en mi presente y por los que cometeré en el futuro. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por las veces en las que te he quedado mal con los horarios de mis oraciones por estar haciendo otras cosas que no son nada importantes.

Sabes que lo único que llena mi alma de verdadera felicidad son los momentos en los que me comunico contigo a través de mis cartas, de mis oraciones y cuando me siento en frente de tu imagen para pedirte tantas cosas. Pero a veces, más de las que yo quisiera, el tiempo se me va haciendo o pensando cosas sin importancia y se me olvidan las horas en las que te he prometido comunicarme contigo. Es por lo que hoy te suplico que por favor me perdones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por mis pensamientos negativos a cerca de lo que dicen o hacen otras personas. Todavía no he podido erradicar de mi vida esa mala costumbre de pensar mal de todo el que me rodea. Y es que me falta aprender a pensar a través de tus pensamientos para que todo lo que yo piense sea bueno. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones porque aun no he sido capaz de encontrar la manera de generar dinero por mi misma y porque cuando supe que se me terminaba la ayuda del gobierno me puse muy triste. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Quiero que sepas mi amadísimo señor Jesucristo que me arrepiento de todo corazón por sentirme triste porque ya no voy a recibir esa ayuda en lugar de sentirme feliz y agradecida por todas las bendiciones recibidas durante todo este tiempo.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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