Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 3376.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de
las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de
mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, todavía no he podido
aceptar totalmente la decisión de mi hijo menor de desligarse de mi. Todavía me
cuesta aceptar su desprecio, su desamor, sus insultos, su enorme odio hacia mí.
Aunque mi corazón, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo,
conserva la esperanza de que un día mi hijo vuelva a por lo menos hablarme con
respeto y cariño. Se que soy culpable por no haber protegido a mis niños cuando
eran pequeño, por no haber luchado mas por ellos y haberlos obligado a quedarse
conmigo en lugar de dejarlos ir con su papa para que sufrieran tanto. Se que también
soy culpable de enredarme con aquel sujeto que nos golpeaba a todos y de quien
no fui capaz de defenderlos tampoco y también soy culpable de haberlos dejado
solos para ir en busca de dinero para ellos, mientras ellos sufrían a manos de
desconocidos. Yo no me daba cuenta, pagaba a las personas para que los cuidaran
y esas personas los lastimaban. Cuando me di cuenta me aleje y me los lleve
lejos, pero creo que el daño ya estaba hecho.
Dios de mi amor, yo me
arrepiento de todo corazón por todos esos errores que hicieron que mis hijos
pasaran malos momentos cuando eran pequeños y aunque hubo muchos momentos
lindos, quizá mas que los feos, fueron los feos los que prevalecieron y fueron
esos momentos feos los que entristecieron el alma de mis niños y nunca
superaron esa tristeza.
Dios de mi cielo, yo te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todos
esos errores que provocaron la tristeza de mis niños. Sabes que me arrepiento
de todo corazón por eso y que ahora entiendo que ese es el real motivo para que
mis hijos se alejen de mí. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial. Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu sanísima
voluntad, por favor me ayudes a aceptar el desprecio de mis hijos, en especial
el desprecio de mi hijo menor, que me ayudes a resignarme y que me ayudes a
estar tranquila sabiendo que, quizá ese desprecio que mi hijo siente hacia mí
es lo que lo ayuda a sentirse mejor, porque de alguna manera, en ese desprecio
que me tiende, el encuentra alivio para su dolor humano. Te suplico que me
perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por ayudarme a entender a mi hijo y, sobre todo, gracias por cuidar de
el como lo cuidas y por amarlo como lo amas, gracias por procurar para él la recuperación
de todas sus adicciones y el regreso exitoso al mundo laboral, a su vida
afectiva y a su buen desempeño dentro de la sociedad. Eso solo fue posible
gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu
inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario