PAGINA PRINCIPAL

martes, 11 de junio de 2024

MI CARTA TRES MIL TRESCIENTOS CUARENTA A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3340.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, no he dejado de buscar dentro de mi mente y de mi corazón las razones por las cuales, mi hijo menor me odia tanto, se olvidó de mí, no quiere verme ni escuchar mi voz. Y me devuelvo en el tiempo para tratar de entender a mi hijo, aceptando su odio sin poder hacer nada humanamente para recuperar su amor.

Esta mañana me puse a pensar que, quizá si es mi culpa, porque en los recuerdos amargos de su infancia aparecen los castigos del hombre que vivió conmigo después de que yo me separé de su papá y también aparecen los horribles castigos de su padre cuando ellos se fueron a vivir con él. Recuerdo que yo no hice nada para evitarlo, primero por miedo a mi nuevo compañero quien nos golpeaba a todos y segundo por haber permitido que ellos, siendo Tan niños, tomaran la decisión de vivir con su padre, porque él les ofrecía un mejor porvenir. Yo debí intervenir, porque ellos eran pequeños y en realidad no sabían lo que querían. Yo era su madre y debí defenderlos más para que no tuvieran que pasar por todos los maltratos que pasaron. Oh, mi adorado padre celestial, yo me arrepiento de todo corazón por haber permitido que mis hijos sufrieran tanto y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por eso. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por llorar y desesperarme a causa del desprecio de mi hijo menor, sabiendo que en realidad lo tengo totalmente merecido. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.  Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por haber descuidado a mis hijos cuando eran pequeños, agradeciéndote de ante mano que me hayas abierto los ojos para entender el porque mi hijo cree que yo fui quien envió a esas personas que yo ni siquiera conozco para hacerle daño, porque quizá el recuerda que de niño yo no lo protegí como debí protegerlo. Me arrepiento de todo corazón y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por eso mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario