PAGINA PRINCIPAL

martes, 14 de mayo de 2024

MI CARTA TRES MIL TRESCIENTOS DOCE A DIOS

 


Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3312.

Pero antes que nada quiero decirte gracias POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nos concedas a todos nosotros larga y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Te lo suplico por tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, yo te suplico con todo mi corazón por no haber sido una buena madre, por no haberme dado cuenta a tiempo de que mi hijo menor estaba metido en el mundo de las drogas, por no haberle puesto más cuidado y por no haberlo sabido guiar en la vida para que el no cometiera los errores que cometió y que lo tienen hundido en un mundo de odio y de rencor hacia mí, hasta el punto de que ya ni siquiera me habla. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no resignarme y por no aceptar el hecho de que las consecuencias de mis actos hacia mis hijos, sobre todo hacia mi hijo menor, me hicieron acreedora a su desprecio. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todos los errores que cometí en la crianza de mis hijos y te suplico también que, si es esa tu santísima voluntad, me des la oportunidad de saber de mi hijo, aunque él no me escriba, ni me llame, ni me hable. Te suplico también que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nunca permitas que le pase nada malo a mi hijo menor y que, aunque yo no merezca su amor ni que el se comunique de ninguna manera conmigo, yo pueda saber que el está bien y que, si tu no permites que el se comunique conmigo, es porque tu sabes que eso es lo mejor para que el se sienta tranquilo. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y que siempre se haga tu santísima voluntad, porque en realidad tu mi amadísimo señor Jesucristo eres el único que sabe el porque de las cosas. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no entender el porque mi hijo se comporta de esa manera tan cruel conmigo y por no ser tener la fe ciega para entender que, si es esa tu santísima voluntad, es porque tu si sabes que así debe ser porque tú siempre quieres lo mejor para todos nosotros. Qu si es esa tu santísima voluntad por favor me perdones por ponerme triste cuando no se nada de mi hijo, en lugar de estar agradecida contigo porque yo sé que, si mi hijo está en tus manos, aunque yo no pueda verlo ni hablarle sé que el está en las mejores manos y que tú siempre estas cuidando de el con todo tu amor. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario