Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA
DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR
DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la salud,
gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias,
gracias, gracias, mi amor. Te amo con
todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te
amo, mi amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi
vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy
quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, yo te suplico con el
alma, con mi corazón, con todas las fuerzas de mi ser que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor me perdones por todo lo que yo haya hecho o esté haciendo
mal y con lo cual yo este amarrando tus hermosas manos y evitando que me puedas
entregar todas las bendiciones que tienes para mí, pero que no me has podido
dar, a causa de mis equivocaciones. Te suplico que me perdones por tu inmenso
amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi
amor, yo te suplico con el alma, con mi corazón, con todas las fuerzas de mi
ser que, si es esa tu santísima voluntad, por favor perdones a mi hijo Andrés, por
todo lo que yo haya hecho o esté haciendo mal y con lo cual él te está amarrando
tus hermosas manos y evitando que puedas entregarle todas las bendiciones que
tienes para él, pero que no has podido darle, a causa de sus equivocaciones. Te
suplico que lo perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo,
yo te suplico con el alma, con mi corazón, con todas las fuerzas de mi ser que,
si es esa tu santísima voluntad, por favor perdones a mi esposo Guadalupe, por
todo lo que yo haya hecho o esté haciendo mal y con lo cual él te está amarrando
tus hermosas manos y evitando que puedas entregarle todas las bendiciones que
tienes para él, pero que no has podido darle, a causa de sus equivocaciones. Te
suplico que lo perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón,
yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
mis momentos de angustia y de tristeza, por dejarme llevar más por los
problemas humanos que por la fe que te tengo. Te suplico que me perdones por tu
inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito
adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario