Buenos días mi
Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti,
la carta número 3208.
Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA
DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR
DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la
vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi
amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga
vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi
vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy
quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Te digo todo esto por tu
inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, cada día, todos los días,
gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo yo tengo la gran fortuna
de despertarme y de disfrutar de un nuevo día de vida y salud. Ese es el primer
milagro que recibo de tus sagradas manos al abrir mis ojos y tener la grandiosa
oportunidad de seguir existiendo en este mundo maravillosamente hermoso mundo
de amor que tu mi amadísimo señor Jesucristo creaste para todos nosotros tus
hijos alrededor del mundo entero. Quiero que sepas que te agradezco con todo mi
corazón por amarme como me amas y porque nunca te olvidas de mí. Te lo
agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi
amor, gracias a ti y solo a ti, yo finalmente aprendí a darle un valor real a
la vida que tu me regalas a diario, y es por ese valor que ahora le doy que últimamente
me lleno de miedo porque se que un día, esta vida maravillosa que tu me regalas
dejara de existir en este plano terrenal. No solo me lleno de miedo, sino que
la tristeza me invade por haber perdido gran parte de ese tiempo tan valioso con
el que tu me bendices haciendo lo que no debí hacer o hablando lo que no debí
hablar.
Me entristece
saber que a mis casi 60 años no coseche nada bueno. No tengo nada material, no
tengo la compañía de mis hijos, incluso uno de ellos esta totalmente alejado y
desprendido de mí, y la convivencia con mi esposo es más mala que buena. Yo soy
un completo fracaso.
Humanamente me
siento derrotada, aun hasta el día de hoy no he podido encontrar mi norte,
humanamente hablando y los anos llegan y el tiempo se va y todo lo que hice mal
me ha pasado factura. Ante los ojos de los humanos yo soy un parasito que no
sirve para nada y que no aporta nada. Pero, yo sé, estoy totalmente convencida
de que, ante tus ojos de amor oh, mi amadísimo señor Jesucristo yo aun sigo
siendo tu hija, esa niña que quiere salir adelante y a quien tu ayudaras a
cumplir todos sus sueños sin importar nada.
Tu eres mi
esperanza, eres mi felicidad interna, eres mi mas divino tesoro y eres el único
que logra sacarme de la tristeza porque procuras para mi un amor tan grande y
me haces sentir ese tu inmenso amor sin importar lo que piense de mi la
humanidad. Gracias Dios oh, mi adorado Dios del alma, por tanto, amor.
Te amo mi Diosito
adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario