MI CARTA TRES MIL CIENTO SETENTA Y TRES A DIOS

 

Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3173.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, de verdad que yo no tengo palabras para agradecerte por todos los milagros que nos has regalado durante toda nuestra vida. No puedo dejar pasar esta carta para decirte gracias por algunos de ellos que ocurrieron durante este año. Y comienzo con decirte gracias, mil gracias, muchísimas gracias, gracias mil, gracias con todo mi corazón por haber sacado a mi hijo menor del mundo de las drogas. Gracias por ayudarlo a salir de todas sus adicciones, gracias por recuperar para él la salud de su mente y de su cuerpo hasta el punto de que ahora está trabajando y valiéndose por si mismo. Ese enorme milagro no tengo como pagártelo mi amadísimo señor Jesucristo. Eso solo fue posible gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te agradezco con todo mi corazón por habernos permitido salir de la casa de Mount Kisco, cambiar nuestra vida para que ya no tengamos mas problemas, para que ya no compartamos ni el baño ni la cocina. Ese fue un enorme milagro que nos hiciste y que yo agradezco personalmente mas que nadie. Eso dolo fue posible gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, el siguiente milagro que nos concediste fue salvarnos de las garras de la señora Lynn, una señora mala, racista, que nos humillaba y nos maltrataba. Gracias a ti y solo a ti, que nos concediste el milagro de concedernos una vivienda en tiempo récord, luego de que ella nos echara a la calle y solo nos diera una semana para salir de su casa. Eso solo fue posible gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, yo te agradezco con el alma, por el enorme milagro que nos concediste de sacarnos pronto de la segunda casa del terror que conocimos en nuestra búsqueda de vivienda. Gracias por no permitir que la angustia y la desesperación que se apoderaron de mi en aquella casa, fuera larga. Gracias por cambiar nuestro llanto en alegría por poder cambiar la oscuridad de esa casa por esta vivienda tan linda e iluminada a las que nos permitiste llegar. Eso solo fue posible gracias a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.