Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2947.
Pero
antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA
PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL
ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias
por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día,
gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con
todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.
Dios
de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma,
hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo sé que a
la primera prueba que me pones, yo fallo. Ayer mientras hablaba con el amigo de
mi esposo, no pude evitar salirme de mis casillas y te falle de nuevo. Es por
lo que te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones
por no poder ver a la cara a ese señor ni escuchar sus frases llenas de prepotencia
y veneno. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones
por caer en sus provocaciones mal intencionadas y dejarme contaminar con el
veneno de sus palabras. Te lo suplico por tu inmenso amor mi adorado padre
celestial. Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad,
por favor me perdones por no aguantar nada, por ponerme a llorar el sábado cuando
la señora me regaño porque creyó que yo había cerrado la puerta para no dejar
entrar a la perrita. Te lo suplico por tu amor y te doy inmensas gracias, mi
adorado padre celestial.
Dios
de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me
perdones porque sé que, aunque yo afirmo que mi fe en ti es ciega, aun me falta
mucho para que sea realmente así, porque aún me pongo a pensar en que mi hijo
está mal, que ha vuelto a fumar y todas esas cosas que me hacen tanto mal, en
lugar de estar plenamente convencida de que el milagro de su cura se materializo
para quedarse, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo
suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios
de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me
perdones por ponerme triste en el día de ayer ya que solo recibí un simple saludo
por parte de mi hijo menor, unas felicitaciones por parte de mi hijo mayor. El
no recibir ni una llamada de parte de mi hijo menor, que no me contestara
cuando le llame, que ni siquiera viera mis mensajes, me dolió demasiado. Y es por
lo que hoy quiero pedirte perdón porque en lugar de estar triste porque eso
paso, debo estar agradecida por recibir de ellos, gracias a ti y solo a ti, más de lo que merezco. Se que fui una mala madre y que ahora tengo las consecuencias
de eso y que quizá nunca más valla a escuchar palabras dulces de su parte, ni
más abrazos ni más besos y que tengo que aprender a vivir con eso, porque gracias
a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo, ellos aun me hablan, aunque sea
un poco. Gracias a ti, al menos mi hijo Andrés no ha vuelto a insultarme como
me insultaba y gracias a ti, mi hija menor aún tiene sentimientos y palabras
bonitas para mí. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Te
amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario