Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2954.
Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA
DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR
DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la
vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día,
gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con
todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te
amo, mi amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones
con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida
y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy
gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi
vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy
quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, Dios de
mi vida, tú sabes cuanto y de qué manera yo he luchado por mis hijos, para brindarles
lo que humanamente les puedo dar, porque los milagros maravillosos y más grandes
ellos los reciben de tus sagradas manos. Tú sabes que me vine a esta casa a
trabajar duro para tratar de ahorrar el dinero que necesitamos para pagar la
universidad y para poder traer a mi hijo para acá. Tú sabes también mi amadísimo
señor Jesucristo que, si es esa tu santísima voluntad, y tu permites que mi
hijo Andrés pueda venir a este país, a mí me gustaría mucho tener la
posibilidad de ofrecerle a él, con tu venia y bendición, un lugar donde dormir
y donde quedarse por el tiempo que él así lo necesite.
Todas las condiciones
y ordenes de la señora están bien para mí y tú sabes que yo trato de seguirlas
al pie de la letra, pero yo no quiero tener que decirle a mi hijo que no tiene un
lugar donde quedarse, después de haberte ofrecido mi apoyo. Es por lo que
quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me abras las
puertas de un empleo remoto en el que yo pueda ahorrar lo suficiente para que
nos mudemos de este lugar y consigamos otro antes de que mi hijo venga para
ofrecerle un hogar lleno de amor y compañía, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo
señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi
amor, yo te agradezco con el alma por esta oportunidad y por abrir mi mente a
los pensamientos que me ayudan a organizarme. Te lo agradezco por tu inmenso
amor mi adorado padre celestial.
Sabes Dios de
mi alma, yo sé que, sin ti, yo ni siquiera sería capaz de escribir, de pensar,
de tomar decisiones, de hacer cosas, de hablar, de defenderme a mí misma. No
sería capaz de arrepentirme de mis malas acciones y no sería capaz de pedir perdón
y disculpas cuando me equivoco. Oh, mi amadísimo señor Jesucristo tu eres mi
mundo, eres mi amor, eres el único y verdadero eje de mi existencia. Por favor
nunca me abandones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Te amo mi Diosito
adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario