Buenos días,
mi Dios adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti,
la carta número 2.941.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias
por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo,
mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de
mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor.
Y para cumplir con una de las
tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he
cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte
que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con
tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y
salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi
amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar se
esta carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas nuestras
peticiones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, tu conoces mi corazón, sabes todo lo que pienso, lo que hablo,
lo que digo. Conoces hasta el último rincón de mi ser. Hoy quiero compartir
contigo mis sentimientos a cerca del nuevo lugar que tu mi amadísimo señor
Jesucristo nos has conseguido para vivir. Tú sabes que a mí me encantaría, si
es esa tu santísima voluntad, que mi hijo Andrés se viniera para acá y que
buscara aquí su destino, su trabajo, la manera de sobrevivir en un lugar donde
nadie lo conoce y que pudiera con tu ayuda volver a comenzar en una vida sana,
saludable y feliz. Es por lo que quiero suplicarte que, si es esa tu santísima
voluntad y permites que él llegue hasta aquí, por favor me ayudes para que yo
pueda brindarle un techo y un hogar hasta que el se pueda organizar y pueda
vivir solo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Dios de mi amor, tú sabes
cuánto yo amo a estos animalitos de amor que tú me has regalado, que trajiste a
mi vida para acompañar mis días de soledad y para darme tu amor a través de su
mirada y de sus acciones, es por lo que quiero suplicarte que, si es esa tu
santísima voluntad, por favor los bendigas con tu amor, compañía y protección,
hoy, mañana y siempre y que me des la energía que necesito para cuidar de ellos
de la mejor manera. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre
celestial.
Dios de mi cielo, en tus manos
encomiendo todas las dudas, miedos, temores y animadversiones que tenga a cerca
de mi mudanza para el nuevo lugar y suplico que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor las bendigas con tu amor, compañía y protección, en este
momento, hoy, mañana y siempre para que todas esas dudas, miedos y sentimientos
de temor desaparezcan para siempre gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor
Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre
celestial.
Dios de mi corazón, en tus
manos encomiendo mi vida, mis pensamientos, mis palabras y mis acciones y te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor las bendigas con tu
amor, compañía y protección, en este momento, hoy, mañana y siempre por siempre
y para siempre para que todos ellos estén encaminados a adorarte y para que yo
pueda vivir en mi fe ciega en ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario