Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 2.927.
Pero
antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA
PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL
ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA,
Gracias
por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo
día, gracias por todo, mi corazón, gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo
con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo,
te amo, mi amor.
Y
para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón
por todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y
también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de
llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a
todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Gracias
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi
alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida,
primero que nada, quiero decirte gracias, por amarme como me amas. Gracias por
proteger la salud de mi cuerpo, de mi alma, de mi corazón y de mi mente.
Gracias por ser la fuerza que lucha en mi lugar todas las batallas. Oh, mi amadísimo
señor Jesucristo, yo quiero decirte gracias por tanto amor.
Dios
de mi amor, yo quiero que sepas que yo no he sido lo suficientemente agradecida
contigo oh, mi amadísimo señor Jesucristo, por tanto, amor que recibo de ti
todos los días, oh, mi adorado padre celestial, no sé cómo agradecerte, no sé cómo
demostrarte mi agradecimiento y en verdad no sé cómo ser la mejor persona para
que tu sientas que mi agradecimiento es verdadero.
Dios
de mi cielo, gracias por las nuevas oportunidades, por aliviar mis penas,
gracias por ser lo único y más maravilloso que tengo, mi único y verdadero
amor, mi padre, mi mejor y único amigo y el aliento de mi vida. Gracias por
brindarme la oportunidad de vivir y gracias por cuidar de mi salud porque yo no
sé cómo cuidarla. Oh, mi adorado padre celestial, sabes que sin ti yo no soy
nada, sin ti no hay vida, sin ti no hay nada. Tu eres todo lo que tengo, mi
único amor, por favor, te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor nunca me dejes sola. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Dios
de mi corazón, tú eres mi corazón, y es por eso que mi corazón es la parte más
hermosa de mi ser. Gracias por estar aquí, gracias por darme vida en tu amor.
Gracias por darle vida a este cuerpo maravilloso que me regalaste y perdóname
por no cuidar de ese cuerpo y de ti, que estás dentro de mi corazón, de la
manera que debo cuidarlos. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial.
Te
amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario