PAGINA PRINCIPAL

miércoles, 26 de abril de 2023

MI CARTA DOS MIL NOVECIENTOS VEINTIOCHOS A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2.928.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL INMENSO HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, después de estos días en los que estuve convaleciente, en los que me sentía realmente mal, en los que incluso me acosaron los temores de no poder respirar y tenerme que ir de urgencias al hospital, lo único que me mantuvo fuerte fue mi fe en ti. El estar tan enferma y finalmente recuperarme gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo, sin tomar medicina siquiera, es solo una prueba más del inmenso amor que tú me das y de que mi condición de humana no sería nada sin tenerte a ti dentro de mi corazón.

El sentirme mal y vulnerable y tener miedo de perder esta vida maravillosa que tú me das, solo me hace amarte más porque sé que si no fuera por tu inmenso amor yo ni siquiera existiría. Me hace amarte más porque sé que yo soy tan débil y no sirvo para nada, pero tengo dentro de mi corazón una fuerza abrasadora que puede contra cualquier dolor, pena o enfermedad, esa fuerza es tu inmenso amor.

Oh, mi adorado padre celestial en verdad te agradezco con todo mi corazón por permitirme amarte y aferrarme a ese tu inmenso amor como la fuerza que necesito para luchar de la manera que como humano tú me permites luchar. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, gracias por tan limpio, puro, inmenso, incondicional y único amor con el que me bendices cada día, todos los días. Por favor nunca me quites ese tu inmenso amor. Por favor nunca permitas que yo no sea capaz de poner lo poco de lo que soy capaz para cuidar de la perfección que me regala tu inmenso amor. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de cielo, hoy no quiero pedirte nada, solo quiero dedicar esta carta para agradecerte con todas las fuerzas de mi corazón por todo el amor que me das, por nunca abandonarme y porque nunca dejas de amarme, aunque yo no lo merezca. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado, hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario