PAGINA PRINCIPAL

jueves, 13 de abril de 2023

MI CARTA DOS MIL NOVECIENTOS QUINCE A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2.915.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA. 

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor. 

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Te digo todas estas cosas por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, yo te agradezco con todo mi corazón por permitirle a mi hijo menor cambiar sus costumbres para vivir mejor. gracias por ser la conciencia que el necesita para darse cuenta de que las cosas a las que estaba acostumbrado le hacían demasiado daño. Gracias por hablarle y permitirle que te escuche y sobre todo gracias por amarlo tanto.

Dios de mi amor, hoy yo me siento inmensamente agradecida por habernos ayudado a superar esa época de oscuridad de la que ahora solo quedan vestigios, pero quiero aprovechar este punto para suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones porque a pesar de saber que tú nos has regalado el enorme milagro de sacar a mi hijo de las drogas y de ese mundo de oscuridad en el que él vivía, aun no puedo superar mis miedos humanos que, a la menor señal, temo que el vuelva a recaer. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, tú eres demasiado benévolo con todos nosotros tus hijos alrededor del universo entero, entiendes y perdonas todas nuestras ofensas y no te cansas de luchar por nosotros. No te cansas de darnos cada mañana una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por demorarme tanto en entender tus designios, por perder tantas oportunidades que me das y por quedarte mal casi siempre con las promesas que yo te hago. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, todavía no he podido superar muchas cosas, cosas humanas, errores que repito a diario y que en realidad quiero dejar de cometer, es por lo que te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nunca te canses de ayudarme, de perdonarme y de darme las oportunidades que yo necesito a diario para ser mejor. Te lo suplico por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi alma, te agradezco inmensamente porque hoy mi hijo está mejor, porque su actitud ha cambiado y porque yo sé, que cada día será mejor para él, en su vida, en su mente y en su corazón, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te agradezco todo, te agradezco con el alma, te agradezco con la totalidad de mi corazón por bendecirnos con ese tu inmenso amor.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario