PAGINA PRINCIPAL

domingo, 12 de marzo de 2023

MI CARTA DOS MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y TRES A DIOS



Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2.883.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA. 

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor. 

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy. 

Y también quiero suplicar te que, si es esa tu Santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. 

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones por quedarte mal una vez más.  Por no haber sido capaz de superar esta prueba que me pusiste y enfrascarme de nuevo en una absurda discusión que como siempre, perdí. Y pierdo porque dejándome llevar por mi lado humano, te quedo mal a ti. Te suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones hoy, me perdones mañana y me perdones siempre que te quede mal. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones por darle tanta importancia al hecho de que mi esposo se solidarice con su amigo en lugar de conmigo. Por enojarme por no recibir el respeto y el amor que creo merecer de los hombres, cuando debería ser absolutamente feliz por recibir tu inmenso amor. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. 

Dios de mi cielo, yo te suplico con todo mi corazón que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por haberme vendido toda mi vida. Me vendí por un plato de comida para mí y para mis hijos, me vendí por un techo sobre mi cabeza. Vendí mi dignidad de mujer, mis palabras, mis pensamientos, hasta la expresión de mis ideas por temor a perder a la persona que me mantiene.

Me vendí por miedo a no ser capaz de mantenerme a mí misma ni a mis hijos y es el hecho de haberme vendido el que me tiene ahora a mis casi 60 años como una rémora mantenida que tiene que permitir que le griten y la amenacen todos los días porque no puede valerse por sí misma. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por haber sido tan poquita, por no haber tomado el valor que me da saber que soy tu hija y que tu mi amadísimo señor Jesucristo me amas como nadie, para salir en busca de ese trabajo que me de la independencia que necesito para ya no venderme más. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te suplico que me perdones por favor y te prometo que, a partir de este momento yo voy a cambiar de verdad. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. 

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario