Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 2880.
Pero
antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA
PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL
ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias
por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día,
gracias por todo, mi corazón, gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con
todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te
amo, mi amor.
Y
para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por
todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y también
quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios
de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma,
hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Te las digo por tu inmenso
amor mi adorado padre celestial. Dios de mi vida, durante mucho tiempo yo sufrí,
llore, me desesperé, me sentí terriblemente mal al escuchar las palabras
hirientes de mis hijos, o las cosas que no quería escuchar de las bocas de mis
hermanos y hermanas. Hasta hace poco yo no entendía que tu mi amadísimo señor
Jesucristo me habías concedido el don de la sensibilidad y que ese don esta en
mi porque es esa tu santísima voluntad, que yo lo tenga.
Hoy
quiero decirte que me arrepiento de todo corazón por no ser capaz de entender
mis sentimientos, por enojarme al sufrir, por no ser capaz de afrontar y de
valorar los dones que tu mi amadísimo señor Jesucristo me regalas y que debo
usar de la manera que tu decides y no de la manera que yo quiero.
Hoy
quiero agradecerte particularmente por ese don que me regalaste, por hacer de
mi una persona sensible, por permitirme maravillarme por lo más pequeño y llorar
por lo que considero lástima el alma.
Las
lágrimas que brotan de mis ojos provienen del mar de sentimientos que existen
dentro de mi corazón, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo.
Hoy
quiero decirte gracias por esos sentimientos que pones dentro de mi corazón,
por los sentimientos de amor, por los sentimientos de alegría, por los
sentimientos de maravillosa sorpresa y también por los sentimientos de dolor.
Quiero agradecerte por las lágrimas que me das y que me ayudan a sacar afuera
todas mis frustraciones.
Dios
de mi vida, hoy también quiero pedirte perdón por demorarme tanto en entender y
asimilar que todo lo que yo siento, lo que pienso, lo que expreso, lo que está dentro de mi ser y que me hace mejor persona, son los dones que tú me regalaste
desde el día que me permitiste nacer y que debo no solamente comenzar a hacer huso
de ellos, sino a sentirme feliz y agradecida por tenerlos. Te suplico que me
perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario