PAGINA PRINCIPAL

viernes, 10 de marzo de 2023

MI CARTA DOS MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y UNO A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2.881.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual, te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico con todo mi corazón que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones porque nunca puse en práctica los dones espirituales que me regalaste desde el día en el que me permitiste nacer. Y es que de lo poco que puedo recordar de mi adolescencia lo único que hice fue huir.

Yo nunca puse en práctica los dones de la paciencia, del entendimiento y de la tolerancia con mis padres, cuando me castigaban por algo que yo hice, o cuando sentía que eran muy injustos con el trato que me daban a mí a diferencia del que les daban a mis hermanos, en lugar de entenderlos y no enojarme, tratarlos con más amor y más respeto, decidí ensimismarse en mí misma, aislarme de ellos y salir corriendo fuera de mi hogar con el primero que me propuso matrimonio porque no los soportaba.

Si mal no recuerdo, yo casi nunca, por no decir nunca puse en práctica esos dones tampoco con mis hermanos ni con mis hijos. Tal vez esa sea la razón por la cual he tenido que padecer tantos desprecios por parte de mi familia entera. Porque esas son las consecuencias de no entender que tú me diste esos dones porque sabias que yo lo necesitaba y que yo debí ponerlos en práctica desde que tuve uso de razón para ser una mejor persona. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por eso. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por huir de los problemas, por no enfrentarlos el tiempo suficiente para solucionarlos, por irme siempre por el camino fácil y no luchar como debía para ser mejor hija tuya en lugar de ese humano equivocado que siempre fui. Te suplico que me perdones por causar esos problemas y luego dejártelos a ti para que los resuelvas en mi lugar porque mi condición de humano cobarde no me permite solucionarlos. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario