Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2897.
Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA
DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR
DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la
vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado
padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones
con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida
y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi
vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta
carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas nuestras peticiones.
Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de
mi vida, en tus manos encomiendo mi seguridad física, mental y espiritual y te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me protejas de todo mal
y peligro. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me
permitas alejarme de la maldad y que, si esa es tu sanísima voluntad, por favor
me ayudes a vivir más en la fe que te tengo que en el miedo que me produce todo
lo malo que la gente me hace. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi
adorado padre celestial.
Dios de mi
amor, hoy estoy aquí sentada, en frente de este computador, haciendo lo único que
importa y vale de mi día, que es escribir para ti, y quiero que sepas que estoy
completamente triste y decepcionada de tanto odio que hay a mi rededor.
Pienso que yo
me merezco tanto odio por mi manera de ser, y que si tu permites que todas
estas cosas me pasen y que las personas me traten como me tratan, es porque yo
lo merezco. Quiero que sepas que lloro y me desespero, pero que en medio de este
llanto y esta pena esta la certeza de que tu mi amadísimo señor Jesucristo si
me amas y por eso proteges mi vida todos los días. Es por lo que quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nunca permitas que
la desesperanza humana me haga olvidar de mi fe ciega en ti y de mi amor por ti.
Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi
amor, en tus manos encomiendo esta situación en la que yo me encuentro ahora,
porque yo sé que es mi culpa que en este momento en el que quiero salir
corriendo y dejar para siempre a mi esposo, no puedo hacerlo. Y no puedo por no
tener trabajo, por no poder sostenerme a mí misma, por no tener otro lugar en
el mundo que me permita salir de aquí, porque tengo a cargo a dos gatitos a lo
que no quiero abandonar y, sobre todo, por no haberte escuchado en tantas
ocasiones en las que me mostraste que no debía quedarme aquí y no luche para
mejorar mi situación, ni para conservar los empleos que tú me diste. Es por lo
que quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones
y me abras las puertas que están cerradas para mí para que yo pueda escapar de aquí
junto con mis dos gatos, gracias a ti y solo a ti mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito
adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario