PAGINA PRINCIPAL

miércoles, 22 de marzo de 2023

MI CARTA DOS MIL OCHOCIENTOS NOVENTA Y TRES A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2893.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos regales a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, tú eres el único que conoce todos mis pensamientos, mis sentimientos, mis acciones, mis debilidades, las cosas que me hacen sufrir, lo que me hace dudar. Tu eres el único que en verdad me conoce, me valora y me ama y eres el único que a pesar de conocerme tal y como realmente soy, aun así, cada día me amas más.  Yo te agradezco con todo mi corazón por amarme tanto. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, sabes que me hubiera gustado ser una persona diferente, alguien con éxito financiero que no tuviera problemas económicos, que pudiera suplir todas y cada una de las necesidades de mi familia, sin tener que negarles nada. Sabes también que el ser una rémora mantenida, es mi culpa y es algo que como persona me baja demasiado la autoestima. Sin embargo, a pesar de todo eso, tú también sabes que, es más grande mi amor por ti, que la tristeza que me produce no servir para nada como ser humano. Y es por lo que te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me ayudes a demostrarte que esto que hoy te digo será siempre una realidad, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo en verdad quiero aprender a dejar todos mis apegos humanos, mis temores a la falta de dinero, mis tristezas porque mis hijos no me hablan, mis ganas de pelear por lo que creo tengo derecho, para dedicarme lo que me reste de la vida que tú me quieras regalar, a demostrarte a ti mi amadísimo señor Jesucristo que si es verdad que nada importa más que el amor que yo te tengo a ti. Es por lo que hoy quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me ayudes a ser más hija tuya que ser humano, para comenzar a demostrarte con hechos que te amo más que nada, más que a nadie. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario