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jueves, 6 de octubre de 2022

MI CARTA DOS MIL SETECIENTOS VEINTY SEIS A DIOS



Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2726.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, quiero agradecerte inmensamente por permitirnos a mis hijos y pasar por una terrible situación, vivir dentro de esa situación y por salvarnos de esa situación. Sin ti mi adorado padre celestial, no hubiéramos podido lograrlo. En este largo proceso, tu fuiste el único que mantuvo nuestra esperanza y nuestra fe intacta a pesar de que ni siquiera nosotros mismos sabíamos cómo usar esa esperanza y esa fe. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, sin ti, nosotros no hubiéramos sabido como salir. Sin ti, nosotros no hubiéramos sabido como enfrentar esta situación tan difícil. Sin ti, nosotros no hubiéramos sabido como esperar en la fe y resistir todo lo que nos pasó. Las cosas que nos imaginamos, las cosas que vimos, las cosas que escuchamos y todas las cosas que dijimos que nos hirieron profundamente. Sin ti no hubiéramos sabido como sanar todas esas cosas. Es por lo que hoy te doy inmensas gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, tú eres mi fuerza, tú eres mi amor, tú eres la luz que alumbra mi vida, tú eres el lado bueno y maravilloso de mi alma. Sin ti, yo no soy nada, sin ti yo no tengo ningún valor y sin ti, mi vida no sería vida.

Yo te agradezco con todo mi corazón por tanto amor, porque nunca nos dejaste solos ni en los peores momentos, tu, nos enseñaste a confiar, tú nos ayudaste a confiar, tú nos guiaste por el camino correcto y tú nos seguirás guiando para seguir recibiendo de tus sagradas manos todos los milagros que recibimos a diario. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi corazón, gracias por cuidar de todos nosotros, por cuidar de mi hijo menor, en sus momentos más oscuros, en sus momentos más tristes. Gracias por ser esa luz que aclara su oscuridad y por ser la felicidad que vence su tristeza cada día, todos los días. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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