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martes, 11 de octubre de 2022

MI CARTA DOS MIL SETECIENTOS TREINTA Y UNO A DIOS



Buenas noches, mi Dios adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2732.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día gracias por todo mi corazón, gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy. 

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor l por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, cada vez que paso por momentos humanos difíciles, tristes, que no entiendo y que me hacen reaccionar como no debo, es una nueva enseñanza ara mí, gracias a ti y solo a tu mi amadísimo señor a Jesucristo. Hoy quiero agradecerte inmensa mente por permitirme superar todos esos momentos malos cuidando de mi salud y de mi vida. Solo tu mi amadísimo señor a Jesucristo puedes sanar nuestro corazón, nuestra mente y nuestro espíritu, para que sigan intactos a pesar de enfrentarnos a tantos problemas que nos desequilibran. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, gracias por bendecirme con el don de la paciencia para esperar hasta que sea tu santísima voluntad que mi hijo menor salga definitivamente de su adicción a las drogas. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo te agradezco infinita mente por amarme tanto, por hacerme ver que valgo mucho para ti porque me amas, me regalas la vida y la salud, me perdonas y nunca me abandonas. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi corazón, yo te agradezco con el alma por permitirme abrir mi mente para entender que debo asumir con valentía las consecuencias de mis actos. Entender que, aunque el tiempo pase, siempre llega el momento de responder por todo lo que dijimos, hicimos o dejamos de hacer. En este punto de mi vida, donde gracias a ti me he dado cuenta de que yo tengo gran responsabilidad por la adicción a las drogas de mi hijo menor, yo he podido, gracias a ti, asumir las consecuencias de mis actos y entender que quizá mi hijo nunca más me vuelva a llamar mama, quizá nunca más podamos volver a ser amigos ni a hablar como antes, pero que tu misericordia conmigo es tan grande que yo sé que tú lo vas a curar así yo jamás lo vuelva a ver. Gracias a ti entendí que quizá ese es el precio que debo de pagar para que mi hijo se cure gracia a ti y solo a ti mi adorado padre celestial. Y gracias a ti también entendí que por más que sufra, este dolor lo puedo resistir solamente gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana. 

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