PAGINA PRINCIPAL

sábado, 3 de septiembre de 2022

MI CARTA DOS MIL SEISCIENTOS NOVENTA Y TRES A DIOS


Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti la carta número 2693.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor. 

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos regales a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para poner en tus sagradas manos el destino de todas mis preocupaciones. Dios de mi vida, como sabes en este momento una de mis más grandes preocupaciones humanas radica en la situación actual de mi hijo menor. Como humana temo porque mis pensamientos me dicen que mi hijo no va a ser capaz de vencer sus debilidades, que, aunque está llena de buenos deseos hay algo que hace que ceda ante sus debilidades y pierda el rumbo de sus propósitos, pero como hija tuya oh, mi amadísimo señor Jesucristo estoy convencida de que no hay debilidad humana que pueda superar el poder de sanación que tiene tu inmenso amor. Es por lo que te entrego esta inmensa preocupación y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor la tomes en tus sagradas manos para que desaparezca para siempre de mi mente, de mi corazón y de nuestras vidas., gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Y Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor tomes en tus sagradas manos todas las debilidades de mi hijo menor, todas las cosas que lo hacen flaquear en sus intentos de cambio, esa gran tristeza que siente su corazón, su depresión y su ansiedad y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor tomes en tus sagradas manos todas esas cosas para que desaparezcan de su vida para siempre, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, hoy te entrego todos mis momentos de debilidad, todos mis momentos de angustia, todas las dudas que rondan mi cabeza, los momentos en los que mi condición humana hace flaquear mi fe, los momentos más malos y depresivos de mi existencia y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor los tomes en tus sagradas manos para que desaparezcan para siempre de mi existencia, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario