Buenas tardes mi Diosito adorado, hoy estoy aquí,
únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2687.
Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU
INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE
ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias
por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias,
gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi
adorado padre celestial.
Y para cumplir con una de las tantas promesas que
te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta
hoy.
Y también quiero suplicar te que, si es esa tu
Santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro
amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física,
mental y espiritual, te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo,
Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para hablar
contigo. Te lo suplico por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de
mi vida, hoy, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo Señor Jesucristo, ha sido
un día espectacular mente bueno, un día en el que la esperanza renace, un día
en el que puedo decir que tu mi Diosito adorado, nos diste la oportunidad de
abrir nuestros brazos para recibir de tus manos este enorme milagro. Te lo
agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, hoy, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo
Señor Jesucristo, no solo podemos ver la luz al final del camino, sino que
también podemos sentir la calidez de esa Luz. Te lo agradezco por tu inmenso
amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, yo quiero que sepas que desde
hace mucho tiempo yo estuve esperando por este maravilloso milagro, y aunque sé
que desde hace mucho tiempo tu nos habías regalado ese milagro, apenas hasta
ahora nosotros pudimos recibirlo. Fue gracias a ti y solo a ti mi amadísimo
Señor Jesucristo, que fuiste tan paciente para esperar hasta que nosotros entendiéramos
y aprendiéramos como recibirlo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado
padre celestial.
Dios de mi corazón, en tus manos encomiendo a mis
hijos, Johana, Andrés y Fabian y te suplico que, si es esa tu Santísima
voluntad, por favor los sigas bendiciendo con tu amor, compañía y protección,
este y todos los días, por siempre y para siempre. Te lo suplico por tu amor y
te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi alma, sin ti no soy nada, sin ti no
tengo ningún valor, sin ti no soy capaz
de nada, sin ti la vida no tendría sentido. Sin ti todo es gris, pero contigo
lo tengo todo. Gracias por tanto amor, gracias por tu benevolencia, gracias por
estar aquí, gracias porque nunca me abandonas. Gracias, gracias, gracias,
gracias. Te amo y te necesito.
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que
me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario