PAGINA PRINCIPAL

viernes, 10 de junio de 2022

MI CARTA DOS MIL SEISCIENTOS OCHO A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti la carta número 2608.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos regales a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico con todo mi corazón que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todos los momentos de pánico que he estado experimentando estos últimos días.  Esos momentos de pánico en los que se me ha olvidado que tu mi Diosito adorado estás en control de todo y de todos y que ese pánico que he sentido no tiene razón de ser. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones porque a veces mi fe en ti flaquea, a veces, más de las que yo quisiera mis pensamientos de humano temeroso de todo traicionan a mi corazón, que es donde habitas tu y a veces, me dejo llevar por esos pensamientos en lugar de cerrar los ojos y vivir en la fe, como lo hago ahora. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por el estrés de estos días, por mis constantes momentos de zozobra, por dejarme arrastrar por mis defectos humanos en lugar de vivir intensamente el amor que tú me das y aprovechar al máximo el hecho de ser tu hija y de que tú siempre me protegerás. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi corazón, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por el llanto sin razón, por el temor sin fundamento, por la cobardía sin causa y, sobre todo, que por favor me perdones por fallarte tanto. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial. Dios de mi alma, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por sentir temor a perder mi vida, por sentir temor a que mi hijo pierda su vida, por sentir temor a no ser capaz de afrontar situaciones desesperadas, por sentir temor a despertar un día y haber perdido a uno de esos tres niños maravillosos que me regalaste y a quienes me permitiste amar. Te suplico que me perdones por sentir temor pensando en lo que no ha pasado en lugar de agradecer con el alma todo lo que tengo y tenemos todos nosotros tus hijos alrededor del universo, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario