Buenos días mi Diosito adorado, hoy
estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2431.
Pero antes que nada quiero decirte
gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR
SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la
salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón.
Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi
adorado padre celestial.
Y para cumplir con una de las tantas
promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido
hasta hoy.
Y también quiero suplicarte que, si es
esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y
puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física,
mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de
mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de
mi vida, tu conoces la discusión que acabo de tener con mi hijo Andrés, conoces
las cosas que nos dijimos. Sabes que no es la primera vez que mi hijo me llena
de reproches y me dice que yo le trate tan mal en esta vida, que, si él, les
hubiera puesto cuidado a mis palabras, se habría matado, y es por ese motivo
por el que hoy quiero pedirte perdón mi adorado padre celestial. Por todas las
cosas que les haya dicho a mis hijos por las cuales ellos se sienten de esa
manera. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad,
por favor permitas que ellos sanen su corazón y puedan olvidar un día todas
esas malas palabras que yo les dije y que no han olvidado a pesar de que yo he
tratado de ser una mejor madre y hace tiempo no les digo nada feo. Te lo
suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, te suplico que, si es
esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todas las ofensas que hice
conscientemente, por las que hice inconscientemente y por todo lo que provocó
dolor a esos maravillosos hijos que tu me permitiste tener. Te lo suplico por
tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, yo te prometo que, a
partir de este momento me quedaré callada, no opinaré nada, no me meteré mas y
trataré de mantenerme alejada de mis hijos para ya no hacerles mas daño. Te lo
prometo por tu inmenso amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón, en tus manos
encomiendo a mis hijos y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor los bendigas con tu amor, compañía y protección, este y todos los días de
su maravillosa vida. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario