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sábado, 18 de septiembre de 2021

MI CARTA DOS MIL TRESCIENTOS CUARENTA Y TRES A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2343.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios mío bendito, como poder agradecer todo el amor y el cariño que recibo de ti cada día, todos los días. Recibo tu amor con los brazos abiertos agradeciéndote enormemente por regalarme ese amor sin merecerlo. Recibo ese tu inmenso amor, como el único y más enorme tesoro que tengo y te lo agradezco con todo mi corazón.

Dios de mi amor, gracias por brindarme la maravillosa oportunidad de demostrarte que mi amor por ti es verdadero y que no hay nada que me importe mas en este mundo que poder amarte. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, gracias por este nuevo día que me regalas, por la energía vital, por el deseo que tengo dentro de mi corazón de ser una persona mejor cada día que pasa y, sobre todo, gracias por amarme y perdonarme tantos errores. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Antes de terminar esta carta quiero aprovechar para suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me ayudes a entender las enseñanzas que me haces a cerca de como cuidar de la salud de mi estómago. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi corazón, gracias por escucharme, por entenderme, por ayudarme a salir de todos los momentos que como humano se me hacen difíciles. Gracias por enseñarme que es mejor callar que locamente hablar y por dejarme saber que en realidad mi familia no es opción para llamar en un momento de desesperación. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi alma, gracias por enseñarme a vivir cada día, por estar conmigo siempre, por cuidar de mi con tanto amor y ternura y, sobre todo, por amarme de manera incondicional. Tu amor es lo único puro, bueno y maravilloso que yo tengo en esta vida y teniendo tu amor, tengo todo lo que necesito para ser feliz. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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