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jueves, 16 de septiembre de 2021

MI CARTA DOS MIL TRESCIENTOS CUARENTA Y UNO A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2341.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMAD HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud. Física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, hoy estoy aquí, en frente de ti, con la vergüenza y la tristeza que me producen el haberte fallado una vez más. Ayer en la noche, cometí de nuevo el error de preguntar y de dudar de las palabras de mi esposo y luego sufrí las consecuencias de ese enorme error. Y digo error porque te prometí nunca más volver a preguntar ni a reaccionar mal ante los gritos y las amenazas que me gano de mi esposo por dudar de él.

Las peores consecuencias son enojarme y pelear, que me de rabia por lo que me dicen y porque con todo eso, lo único que hago es incumplir las promesas que te hago o mi adorado padre celestial.

Es por lo que quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones porque en esos momentos no te pongo a ti por encima de mis sentimientos humanos equivocados.

A estas alturas de mi vida, yo ya debería ser capaz de quedarme callada y de no preguntar nada, porque, aunque para mí esas cosas signifiquen un sacrificio, comparadas con el amor y la grandeza que recibo de tus sagradas manos, esas son nimiedades sin ninguna importancia. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, tu sabes que en los momentos en los que peleo con mi esposo, me encantaría salir corriendo de aquí y dejarlo solo porque siento que nada de lo que yo aporto sirve de nada. Y es en esos momentos en los que veo que no puedo salir corriendo porque no tengo a donde ir. Muchas veces me encantaría dejarlo porque así no pelearía mas y no te quedaría mal a ti, pero se que no puedo evitar las malas reacciones de los demás, solo tengo que cambiar mis propias acciones. Siento que estando sola mi cambio no tendría ningún merito y que huir de las situaciones no es la mejor manera de demostrarte a ti mi Diosito adorado que si soy capaz de cambiar. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por fallarte una vez más, que no te enojes conmigo y que me sigas dando la oportunidad de demostrarte con hechos que yo si te amo y que si puedo cambiar por amor a ti. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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