Buenos días mi Diosito
adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta
número 3422.
Pero antes que nada quiero
decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI
CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de
las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de
mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar
esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico que, si es esa
tu Santísima voluntad, por favor me perdones por no saber administrar los
recursos económicos que tú nos permites conseguir. Te suplico que me perdones
por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, yo te
suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones por toda la
angustia existencial que yo les haya generado a mis tres hijos durante su
niñez, durante su adolescencia, durante su juventud y ahora durante su madurez.
Te suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones por los
innumerables errores que he cometido en la crianza de mis hijos. Te suplico que
me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, yo te
suplico que, si es esa tu Santísima voluntad, por favor me perdones por ser una
mala hija, por ser una mala madre, por ser una mala hermana, por ser una mala
abuela, por ser una mala esposa, por ser una mala amiga, por ser una mala
compañera de trabajo, por todo lo malo que hay en mí y que aún no he podido
corregir para ser una mejor persona y merecer todo el amor, la protección y los
maravillosos cuidados que recibo de tus manos cada día, todos los días. Te
suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón, yo te suplico
que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por no tener la
capacidad de administrar los dineros que ganamos y por tenernos a todos en la
quiebra. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi alma, yo te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por ser tan
distraída, por no poner la atención que se necesita para hacer todo lo que
tengo que hacer. Oh, mi amadísimo padre celestial, por favor perdóname por no servir
para nada. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y te agradezco con
todo mi corazón por hacerlo todo por mí.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta
mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario