PAGINA PRINCIPAL

jueves, 12 de septiembre de 2024

MI CARTA TRES MIL CUATROCIENTOS TREINTA Y TRES A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3433.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, nuestros pensamientos, palabras y acciones van dejando huellas en el corazón del hombre que se quedan para siempre como cicatrices incurables. Para la humanidad es casi imposible perdonar las ofensas, porque pequeñas y grandes ofensas hieren, lastiman y dejan un dolor que no se cura. Sin tu presencia dentro de nuestro corazón seria imposible olvidar y perdonar y a veces, aun sabiendo que tu estas dentro de nuestro corazón para curarlo de todo dolor, se nos hace fácil continuar con el odio acumulado en lugar de asirnos de tu brazo para ser felices a pesar de las ofensas recibidas.

Tu mi amadísimo señor Jesucristo me trajiste a este país para cambiar de mí todas esas cosas que me ataban a una humanidad infeliz, me enseñaste que debo ser humilde y dejar el orgullo que me caracterizaba para poder merecer tu amor.

Hoy sigo siendo esa persona orgullosa, tal vez mas herida, tal vez mas débil, pero aun no permito que se me diga nada que me hiera porque en el momento en el que me hieren se me olvidan no solo las promesas que te hice de no pelear, de ser humilde, de quedarme callada, sino que debo ser mejor persona que aquella persona que me esta ofendiendo.

En el trabajo aun me ofendo con los gritos frustrados de los usuarios, en el hogar aun no he podido superar el dolor que me producen los malos tratos y las criticas constantes de mi esposo.

Hoy, gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo puedo decir que, por lo menos, en lo que respecta a mis hijos, aprendí a perdonarlos, a entenderlos, a dejar de criticarlos y a amarlos mas a ellos de lo que me amo a mi. Eso solo fue posible gracias a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo. Ahora solo me falta poder ponerte a ti y solo a ti mi amadísimo señor Jesucristo por encima de todo y de todos, incluso por encima de mi misma. Me falta demostrarte que, es mas grande mi amor por ti que mi deseo de defenderme de las agresiones. Oh, mi amadísimo señor Jesucristo, hoy te suplico con todo mi corazón que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me ayudes a lograrlo, no solo para demostrarte cuanto yo te amo, sino para merecer ese tu inmenso amor que recibo de ti cada día, todos los días.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto amor. Hasta mañana. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario