Buenos
días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo
para ti, la carta número 3361.
Pero
antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA
PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL
ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias
por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo
día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo
con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo,
te amo, mi amor.
Y
para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón
por todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y
también quiero suplicarte que, si mes esa tu santísima voluntad, además de
llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a
todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios
de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma,
hoy quiero dedicar esta carta para decirte tantas cosas. Dios de mi vida, tú
eres el único que conoce realmente mi corazón, el que conoce a profundidad mis
sentimientos, el que sabe que pasa y que no pasa dentro de este corazón enorme.
Y es que la grandeza de mi corazón esta representada en tu divina presencia y
en tu inmenso amor. Esas son las verdaderas razones por las cuales mi corazón es
grande. Dentro de ese, mi corazón hay sentimientos de amor, pues es ese tu
inmenso amor el que me permite amar a todos aquellos seres que tu trajiste a mi
vida para acompañarla. En muchas ocasiones he querido olvidarme de todos
aquellos quienes me desprecian, dejarlos de lado y continuar con mi vida para
ya no sufrir mas decepciones, pero ese tu inmenso amor no me lo permite, porque
esas personas que ahora me desprecian, están unidas a mi por esos lazos de amor
irrompibles ya que tu amor nos unió desde siempre y para siempre.
Dios
de mi amor, es ese tu inmenso amor lo que mantiene viva en mi la esperanza, es ese
tu inmenso amor el único que logra calmar el dolor que me produce el desprecio
de mis seres amados, sobre todo el desprecio de mis hijos, en especial el
desprecio al que me ha sometido mi hijo menor, quien de un momento a otro me ha
convertido en su peor enemiga y no pierde oportunidad para herirme.
Dios
de mi cielo, tu has puesto dentro de mi corazón mucho amor para mis hijos y has
logrado que ese tu inmenso amor no se pierda a pesar de todos los desprecios
humanos de los que soy objeto. Es ese tu inmenso amor el que me hizo comprender
que los errores que cometí joven con mis hijos me han pasado una factura
demasiado costosa, factura que quizá nunca pueda pagar. Pero es ese tu inmenso
amor el que me permite ser feliz, a pesar de que el desprecio de mis hijos es
una herida que sigue abierta y que produce un inmenso dolor cada vez que mi hijo
me insulta, me bloquea o se queda sin hablarme. Quiero que sepas oh, mi amadísimo
señor Jesucristo que mi debilidad humana me hace llorar a causa de esta herida,
pero mi condición de hija tuya me trae la cura para esas lágrimas, cada vez que
mi debilidad humana quiere derrotarme. Gracias oh, mi amadísimo señor Jesucristo
por amarme tanto, por la inmensidad del amor con el que llenas a mi corazón y
por perdonar mis errores, a pesar de que la humanidad no me los perdona.
Gracias porque tu amor sostiene mi vida y tu amor me da las fuerzas que yo
necesito para seguir viviendo y ser feliz a pesar de todo. Gracias, gracias,
gracias, mi amor.
Te
amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tanto
amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario