Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí,
únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3326.
Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR,
POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR
CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos
la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias,
gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre
celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.
Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero
pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad,
además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos
concedas a todos nosotros larga vida y salud, fisica, mental y espiritual. Te
lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi
corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de
mi vida, no pasa un día sin que yo me pregunte cual es la razón por la cual mi
hijo menor Andrés me tiro en el olvido, me desconoce como madre y peor aún me
acusa de cosas tan horribles, de las que tu mi amadísimo señor Jesucristo,
sabes que yo no hice. Y ese es el motivo por el cual hoy quiero suplicarte que,
si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones, porque yo debería aceptar
tu santísima voluntad sin preguntas, sin dudas. Yo sé, dentro de mi corazón que,
si tu permites que algo suceda es porque así debe suceder, porque tú eres el único
que sabe la respuesta a todas las preguntas y sabes porque las cosas pasan como
están pasando. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me
perdones por tratar de indagar lo que no entiendo en lugar de dejarte todas
esas cosas a ti. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado
padre celestial.
Dios de mi amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad,
por favor me perdones porque aún no he sido capaz de aceptar que mi hijo menor Andrés,
tal vez nunca se acuerde de quien soy y porque esa aceptación de la realidad
aun me causa mucho dolor. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y te doy
gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad,
por favor me perdones por alejarme de mis hermanos Patricia y Gustavo, creo que,
aunque yo los perdoné hace mucho y siempre les deseo lo mejor, aun tengo vivos
los recuerdos de todos los desprecios y rechazos que ellos me hacen y por eso
prefiero mejor dejar de hablarles a pelear o discutir con ellos. Te suplico
que, si esa es tu santísima voluntad, por favor me perdones si estoy haciendo
mal. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor y te doy gracias, mi
adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Gracias
por tanto amor. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario