Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3216.
Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE
MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la
vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi
amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones
con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida
y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi
vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy
quiero dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico
que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por discutir de
nuevo con mi hijo, por dejarme llevar por la profunda tristeza que siento al
saber que el se olvido de mí, se olvido de que yo no conocía a esas personas
que le hicieron tanto daño y que me culpe a mi de todo lo malo que le paso en
la vida. Es demasiado doloroso para mí. Reconozco ante ti todos los errores que
yo cometí cuando ellos eran unos niños y quizás también durante su adolescencia
y te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por todo
lo que sea mi responsabilidad para que mi hijo este mal. Te lo suplico por tu
amor y te doy gracias mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor,
yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
no entender que tú eres el único que sabe porque están pasando estas cosas y
que si tu permites que pasen es porque así debe ser. Te suplico que me perdones
por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi
cielo, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me
perdones por no haber aprendido a comunicarme de mejor manera con mi hijo, por
no haber entendido que es lo que pasa por su cabeza y por no haber podido con
todo lo que él me dice, hasta el punto de darme por vencida. Te suplico que me
perdones por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi corazón,
yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
no haberle cumplido las promesas a mi hijo de la compra del apartamento y otras
más que no recuerdo, porque esa ha sido una de las mayores causas por las
cuales mi hijo me ha reprochado. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor
mi adorado padre celestial. Dios de mi alma, yo te suplico que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor me perdones por todas las mentiras que yo dije en esta
vida, porque nada justifica una mentira ya que mintiendo falte demasiado a uno
de tus sagrados mandamientos. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi
adorado padre celestial.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario