Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 3018.
Pero antes que
nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA
DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR
DE SER LLAMADA HIJA TUYA.
Gracias por la
vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias
por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi
amor.
Y para cumplir
con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los
pecados que he cometido hasta hoy.
Y también quiero
suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros
corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros
larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te
doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida,
Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero
dedicar esta carta para pedirte perdón. Dios de mi vida, yo te suplico que, si
es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por el pánico que me dio
ayer en la tarde después de que mis piernas me hicieran perder el control y me cayera
al suelo sin poder evitarlo. Te confieso que lo primero que pensé era que ya me
había llegado la hora de dejar este mundo, que iba a morir y que no tendría la oportunidad
de hacer las cosas que aún tengo para hacer. Te suplico que, si es esa tu santísima
voluntad, por favor me perdones por temer a la muerte, aun a sabiendas que si
tu la hiciste para nosotros es porque esa es la manera que tu decidiste que
nosotros dejáramos este mundo y que, si tu así lo hiciste, es porque esa es la
mejor manera. Te suplico que me perdones por tu inmenso amor mi adorado padre
celestial.
Dios de mi
amor, yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones
por mi falta de fe, porque ayer cuando caí debí saber, que, si ese no era mi día
para morir, tú me salvarías, como lo hiciste. Te suplico que me perdones por tu
inmenso amor mi adorado padre celestial.
Dios de mi
cielo, yo te suplico con todas las fuerzas de mi corazón que, si e esa tu santísima
voluntad, por favor me perdones por todas las cosas malas que yo haya hecho o
dicho que no me permiten recibir todas las bendiciones que tú tienes para mí y
para mis seres amados. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado
padre celestial.
Dios de mi corazón,
yo te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor me perdones por
el tiempo perdido, por las cosas que debí hacer y que nunca hice, por las cosas
que debí decir y nunca dije, por todas las ofensas que te hice y que ye
lastimaron, por mis momentos de desobediencia, por mis constantes fallas humanas,
por las cosas que hice que te hicieron pensar que yo no te amaba y, sobre todo,
por ser tan desagradecida contigo y por pedirte demasiado. Te suplico que me perdones
todas estas cosas por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito
adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario