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domingo, 25 de septiembre de 2022

MI CARTA DOS MIL SETECIENTOS QUINCE A DIOS



Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2.715.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo mi corazón.  Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros, larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, Dios de mi corazón y de mi alma, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, yo te agradezco con todo mi corazón por haberme perdonado todos los pecados cometidos a lo largo de mi existencia, en especial los que tienen que ver con la crianza de mis tres hijos. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi amor, yo te agradezco con todo mi corazón por tu enorme misericordia para conmigo, gracias porque a pesar de que yo debo asumir las consecuencias de mis actos recibiendo el desaprecio de mis hijos, más el de mi hijo menor, tú me bendices protegiendo su vida y su salud. Y me bendices permitiéndome saber de ellos, aunque ellos no quieran saber de mí. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de cielo, yo te agradezco con todo mi corazón por amarnos tanto. Tu amor es lo único que mantiene mi corazón feliz y agradecido, lo único que mantiene mi mente fuerte, mi salud del alma intacta. Gracias a ti y solo a ti oh, mi amadísimo señor Jesucristo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi corazón, yo te agradezco con el alma por venir en nuestro auxilio cada vez que te llamamos e incluso cuando se nos olvida llamarte. Gracias porque nunca nos dejas solos, gracias por estar pendiente hasta del más mínimo detalle, por suplir todas nuestras necesitades del alma y del cuerpo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi alma, gracias por tu misericordia para conmigo, gracias porque mi sufrimiento sería insoportable si tu mi amadísimo señor Jesucristo no estuvieras tomando sobre tus hombros la peor y más dolorosa parte de ese sufrimiento. Te lo agradezco por tu inmenso amor mía dorado padre celestial. Dios de mi vida, gracias por ser tan amorosamente bondadoso conmigo, gracias por cuidar de mí, gracias por estar a mi lado y amarme aun sin merecerlo. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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