MI CARTA DOS MIL QUINIENTOS OCHO A DIOS

Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2508.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial. Te amo, te amo, te amo, mi amor.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicar te que, si es esa tu Santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy inmensas gracias, mi adorado padre celestial. 

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, gracias por ayudar a los ucranianos a resistir la invasión de Rusia. Gracias por darles el valor y la fuerza y sobre todo, gracias por acompañarlos a todos durante esa guerra. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. 

Dios de mi amor, gracias por bendecir al mundo entero con todo lo que necesita para vivir, te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi cielo, hoy quiero agradecer te especialmente por mantener a salvo de todo y de todos a mis tres hijos.  Gracias por ayudarles a liberarse de todos sus miedos, de todas sus debilidades, de todas sus angustias. Eso solo lo pueden conseguir gracias a ti y solo a ti mi amadísimo Señor Jesucristo.  Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. 

Dios de mi corazón, gracias por enseñarme a pensar, por enseñarme a hablar, por enseñarme actuar y sobre todo por enseñarme a amarte y permitir que te ame con todas las fuerzas de mi corazón.  Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi alma, yo tengo muchos motivos para darte gracias todos los días. Por cuidarme con tanto amor, por cuidar a mis hijos con tanto amor, por cuidar a todos los seres que me diste para amar en este mundo con tanto amor y por cuidar a todos los seres vivos que existen en este universo gracias a ti y solo a ti mi adorado padre celestial.

Pero mi mayor motivo de agradecimiento para ti mi amadísimo señor Jesucristo, este y todos los días de mi vida, es para ese tu inmenso amor recibido de tu corazón para mi corazón y para el corazón de toda la humanidad. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.