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sábado, 30 de octubre de 2021

MI CARTA DOS MIL TRESCIENTOS OCHENTA Y CINCO A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2385.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, hoy quiero agradecerte inmensamente por haber cambiado de manera radical mi manera de ser, de actuar y hasta de pensar. Quiero agradecerte inmensamente por permitirme asimilar ese cambio y, sobre todo, por darme la invaluable oportunidad de ser una mejor persona para merecer mirarte a los ojos sin vergüenza. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, aun gracias a ti y solo a ti, a menudo llegan a mi memoria recuerdos que ya había olvidado, recuerdo de todas las cosas que hice en el pasado, que ya me has perdonado, recuerdo de mis palabras llenas de dolor y de rencor hacia el mundo, palabras hirientes que sacaban lo peor de mi en momentos en los que equivocadamente me sentía agredida y falsamente ofendida.

Y quiero sacar a colación esos temas porque cuando me miro y veo la persona en la que tu mi Diosito adorado me has convertido, aun no puedo creer como era yo en el pasado, aun me arrepiento por todo lo malo que hice, por las malas palabras que dije, por las ofensas con las que agredir incluso a todas esas personas que tu mi Diosito adorado me diste para amar en este mundo.

Quiero darte gracias con todo mi corazón por sacarme de un mundo de engaños, mentiras y ofensas, por hacerme pasar por momentos malos, por momentos de rabia y de dolor, porque esos momentos me enseñaron una de las lecciones más grandes que tu mi Diosito adorado tenias para mí, me enseñaron a rescatar los valores que tu me regalaste desde el día en que nací y que yo nunca use. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial. Dios de mi cielo, gracias, por recordarme que tu mi Diosito adorado me moldeaste a tu imagen y semejanza, así como moldeaste a todos tus hijos alrededor del universo, y que nos permitiste tener un corazón lleno con la grandeza de tu extraordinario amor, y que es ese tu inmenso amor, el que debe regir mi vida. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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