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martes, 7 de septiembre de 2021

MI CARTA DOS MIL TRESCIENTOS TREINTA Y DOS A DIOS

 


Buenos días mi Diosito adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta número 2332.

Pero antes que nada quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER LLAMADA HIJA TUYA.

Gracias por la vida, gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por todo, mi corazón. Gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.

Y para cumplir con una de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados que he cometido hasta hoy.

Y también quiero suplicarte que, si es esa tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Dios de mi vida, Dios de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para decirte gracias. Dios de mi vida, quiero agradecerte inmensamente por haberme concedido el don de la fe, por permitirme conocer, sentir, afianzar y poner en practica esa fe todos los días de mi vida. durante mucho tiempo yo me jactaba de tener fe ciega en ti, pero nunca, como ahora, practiqué verdaderamente mi fe en ti. Quiero que sepas mi Diosito adorado que en verdad te agradezco por permitirme ser practicante activa de mi fe en ti. Poner en tus sagradas manos todas las cosas que me acongojan, mis problemas, mis quebrantos, mi vida, mi salud y poder cerrar los ojos y dormir tranquila sabiendo que tu mi Diosito adorado tienes el control de todo, es una de las cosas mas maravillosas que he recibido de ti mi Diosito adorado.

Te doy inmensas gracias mi Diosito adorado, porque tu me ayudas cada día a que ese don que me regalaste desde el día en el que tu me permitiste nacer, se haga más grande y verdadera. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Dios de mi amor, cada vez que atacan mis angustias, tu, de inmediato me permites recordar que no debo temer, que tu estas cuidando de mí, que tu tienes el poder para erradicar de mi existencia cualquier angustia por enorme que esta sea, y que tú nunca me darás mas dolor del que yo pueda aguantar.

Me acuerdo también de que tú tomas sobre tus espaldas lo peor de mis situaciones, para que lo que yo padezca sea poco y que aun siendo muy poco mi padecimiento, tu estas ahí para curarlo prontamente. Te agradezco con todo mi corazón mi adorado padre celestial por amarme tanto y por bendecirme con los extraordinarios dones de tu inmenso amor, de tu compañía, de tu protección y de mi fe en ti. Y no puedo dejar de repetirte mi Diosito adorado que yo no soy nada sin ti, que no soy capaz de nada sin ti, que nada seria posible en mi vida si tu no existieras dentro de mi corazón y que contigo tengo absolutamente todo y sin ti, no tengo nada. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor nunca me abandones. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.

Gracias por amarme, gracias por cuidar de mí, gracias por permitirme creer ciegamente en ti. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado padre celestial.

Te amo mi Diosito adorado, gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.

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