Buenos días mi Diosito
adorado, hoy estoy aquí, únicamente gracias a ti, escribiendo para ti, la carta
número 2321.
Pero antes que nada
quiero decirte gracias, POR TU INMENSO AMOR, POR TU DIVINA PRESENCIA DENTRO DE
MI CORAZÓN, POR SER MI PADRE ADORADO Y POR CONCEDERME EL ENORME HONOR DE SER
LLAMADA HIJA TUYA,
Gracias por la vida,
gracias por la salud, gracias por regalarnos la luz de un nuevo día, gracias por
todo, mi corazón, gracias, gracias, gracias, mi amor. Te amo con todas las
fuerzas de mi corazón mi adorado padre celestial.
Y para cumplir con una
de las tantas promesas que te hice, quiero pedirte perdón por todos los pecados
que he cometido hasta hoy.
Y también quiero suplicarte
que, si es tu santísima voluntad, además de llenar nuestros corazones con tu
inmenso y puro amor, por favor nos concedas a todos nosotros larga vida y
salud, física, mental y espiritual. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias,
mi adorado padre celestial.
Dios de mi vida, Dios
de mi amor, Dios de mi cielo, mi corazón, hoy quiero dedicar esta carta para
decirte gracias. Dios de mi vida, hoy amanecí algo triste, por haberme olvidado
por unos minutos de mis propósitos de cambiar y haberle reclamado a mi esposo
por sus salidas tempranas de la casa, lo único bueno de esa discusión, es que
gracias a ti y solo a ti, pude quedarme callada después de recibir los insultos
causadas por mis preguntas inquisidoras. Hoy quiero suplicarte que, si es esa
tu santísima voluntad, por favor me perdones por quedarte mal, porque no es por
mi esposo que yo debo responder ante ti, sino por mis propias acciones. Te lo suplico
por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Te suplico que, si es
esa tu santísima voluntad, por favor no te canses de amarme y de darme la
oportunidad de ser mejor, porque en verdad quiero cambiar. Te lo suplico por tu
amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Dios de mi amor, yo
te agradezco de todo corazón por haber tomado todos los pedazos de mi corazón roto
y haberlo curado día a día, cada día, desde que tengo uso de razón. Cada herida
que yo le hacía a mi corazón tu me la curaste con mucho amor. Cada vez que hice
malas elecciones y me embarcaba en malas relaciones, tu estabas ahí para
reparar el desastre de mi vida. Te lo agradezco por tu inmenso amor mi adorado
padre celestial.
Yo se que es tiempo
de cambiar y que es tiempo de demostrarte que verdaderamente yo puedo luchar y
vencer todo esto, pero también que no puedo hacerlo sin ti mi adorado padre
celestial.
Es por lo que te
suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por favor no me sueltes de la
mano, que me hagas mas fuerte para poder dejar atrás todas mis inseguridades,
que me ayudes a dedicar mi vida entera a ti, todos los segundos, minutos y
horas de cada día, todos los días. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi
adorado padre celestial. Te suplico que, si es esa tu santísima voluntad, por
favor me sigas dando la oportunidad de cambiar. Yo te prometo que lo haré a
partir de este momento y no voy a hablarlo más, solo voy a demostrártelo mi adorado
padre celestial.
Gracias por tanto
amor, gracias por tanta paciencia y gracias por no abandonarme nunca mi adorado
padre celestial.
Te suplico que, si es
esa tu santísima voluntad, por favor bendigas con tu amor, compañía y protección
a mi esposo Guadalupe, este y todos los días de su vida, donde este y con quien
este. Te lo suplico por tu amor y te doy gracias, mi adorado padre celestial.
Te amo mi Diosito adorado,
gracias por todo lo que me has dado. Hasta mañana.
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